Colegio Calasanz | Julio 26 – El manto desgarrado.
21529
post-template-default,single,single-post,postid-21529,single-format-standard,sfsi_plus_actvite_theme_default,ajax_fade,page_not_loaded,,qode_grid_1400,side_area_uncovered_from_content,qode-child-theme-ver-1.0.0,qode-theme-ver-14.1,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-5.4.7,vc_responsive

Julio 26 – El manto desgarrado.

Julio 26 – El manto desgarrado.

n soldado preguntó al abad Mios si Dios acoge de verdad a un converso. Mios le replicó: Dime tú; si tu manto se desgarra, ¿lo botas?; “No”, respondió el soldado; lo remiendo y lo continúo usando”. El maestro dijo entonces: “Si tú tienes piedad de tu manto y lo conservas, ¿no tendrá Dios piedad y no mantendrá su amor a su creatura?
Parábola de los padres del desierto.

De aquel repertorio interminable de recuerdos y dichos de los Padres del desierto, eremitas que amaban la soledad para encontrase con Dios y consigo mismos, extraigo este apólogo sobre la conversión y el perdón de los pecados. En el evangelio de Mateo se aplica a Jesús una frase que el profeta Isaías había referido al Siervo de Yahveh, figura misteriosa releída en clave mesiánica por el cristianismo. “la caña quebrada no se romperá, la luz vacilante no se apagará” (12, 20; Is 42,3). Cristo no aleja de sí a quien está en crisis o en camino a la muerte espiritual, en la convicción de que son los enfermos los que tienen necesidad de médico y que él ha venido a salvar precisamente a quienes estaban perdidos a los ojos de los hombres.
En una sociedad eficientista sólo cuentan las fuerzas vivas, los idiomas hermosos. los personajes impecables. En cambio, en el horizonte de Dios están sobre todo los enfermos físicos y espirituales los que son objeto de atención; son ellos los llamados a ser sanados en primer lugar, y a ellos se ofrece otra oportunidad, Es una llamada a la confianza y a la esperanza, siempre y en todas partes, porque como decía el Señor, “aunque si vuestros pecados fueran como la grana, serán blancos como la nieve; si fueran rojos como la púrpura, se transformarán en blancos como la lana” (Is 1,18). Hay que evitar pues el riesgo es la resignación inerte, el descorazonamiento que lleva a renunciar, la postración y la humillación.

No Comments

Sorry, the comment form is closed at this time.