Colegio Calasanz | Un barquito sacudido.
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Un barquito sacudido.

Un barquito sacudido.

Abril 21 – Un barquito sacudido.

Me concibo como un hombre que ha chocado en muchos escollos, ha evitado apenas el naufragio pasando en un cardumen, pero conservo aún la temeridad de echarse al mar en el mismo barquillo sacudido, manteniendo inatacta la ambición de intentar la vuelta al mundo no obstante estas desastrosas consecuencias.
David Hume

Un día un lector me envió estas consideraciones del libro del filósofo inglés del siglo XVIII y me propuso el título: Optimismo sincero” y un comentario esencial: Es una frase sencilla, pero llena d e optimismo, que anima a ir hacia adelante no obstante las dificultades de la vida.” Retomo dicha cita porque su tesis es nítida y directa: un poco más ardua es su práctica, pues después de que uno se ha escaldado, se hace cauto incluso con las llamitas. Yo, al contrario, quisiera proponer otra reflexión, más allá de las observacione s ´pertinentes sugeridas por esa persona.
El apuinteo me lo sugiere aquel “barquito sacudido“ con el cual afrontar de nuevo el mar y sus mareas. Por un lado está toda la grandeza y el fulgor del coraje, virtud necesaria para neutralizar la tentación de la inercia y de la vida. A menudo, ciertamente se necesita tener la capacidad de atreverse, desafiando atreverse las dificultades que a primera vista parecieran ser insuperables. Por otro lado, sin embargo, está también la inconsciencia que se transforma en audacia, mientras es sencillamente temeridad, y pueda empujarte a empresas absurdas lanzando aquella barquilla hacia los escollos, hacia un naufragio definitivo. Entonces, antes de cualquier decisión la fuerza de la razón debe de estar siempre en ejercicio, recordando aquella admonición que nos dejó en sus “Notas, máximas y pensamientos” el filósofo iluminista francés del siglo XVIII Claude-Adrien Helvétius: “Los hombres están siempre contra la razón, cuando la razón está en contra de ellos”

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