Derribar los muros

15 Abr Derribar los muros

Abril 15.

Cerrar la puerta no garantiza la seguridad y la historia lo ha demostrado. El único modo para aumentar la seguridad no es construir otros muros sino crear espacios abiertos en los que todos puedan dialogar y sentirse ”partícipes del mimo mundo”.

Zygmunt Bauman

Se dice que la única obra humana visible desde las grandes alturas de la estratósfera es la Muralla China, un imponente y poderoso sistema de defensa que, sin embargo, no logró volver inviolable a China. Así ocurrió también con el muro de Adriano y el de Berlín y así ocurrirá en el futuro con el israelita de Cisjordania. (Y el de Trump, podríamos agregar hoy). Lo ilusorio de las actuales puertas blindadas, símbolo de nuestro vivir cotidiano, es evidente: Tenemos miedo del ayer. Por eso tiene razón el estudioso de los fenómenos sociales Zygmunt Bauman con las palabras citadas, tomadas de una entrevista.
El espacio abierto a la discusión y al diálogo, es ciertamente, riesgoso, pero es el horizonte más adecuado para ser verdaderamente criaturas humanas y no bestias feroces Que tienen necesidad de cercados y serrallos. Somos diferentes a los otros y también somos agresivos; tenemos una identidad a la que no debemos renunciar, evitando caer en un letargo hecho de indiferencia. Y, sin embargo, todos somos “partícipes del mismo mundo” Y nuestro primer “ nombre” – que precede a los fa miliares, tribales y nacionales es Adán – o sea, en hebreo, “hombre”. Debemos dedicarnos a redescubrir esta identidad común, reencontrando también nuestras raíces divinas, aquella imagen de Dios impresa en nosotros, que nos hace hijos del único Señor y creador y por lo tanto, radicalmente hermanos.